Desde hace 134 años da el “buenos días” durante el desayuno a millones de personas. Se trata de “Larry”, el gordito de mejillas sonrosadas que sonríe desde la caja de avena Quaker. El dibujo data de 1939 y fue creado por Haddon Sundblom, copiando el estilo de un diseñador de Coca Cola.
Pero así como en Hollywood la mayoría de las celebridades pasa por el bisturí para mostrarse siempre joven y esbelto, ahora le tocó el turno al famoso Larry, que tenía una imagen poco saludable. 
Por eso en los nuevos envases de avena se puede comprobar que perdió su doble papada y algunas redondeces de su rostro. “Le quitamos casi 5 libras”, explicó un diseñador de Hornall Anderson, la firma encargada de refrescar el tradicional logo de la empresa. También se le ha “rebajado” un poco el cabello para que el cuello se vea más largo y fino, y su pañuelo es más angosto para que los hombros luzcan anchos y fuertes.
Los diseñadores no quisieron que el personaje tuviera una transformación al estilo de alguna madura comediante de televisión, por eso le dejaron las “patas de gallo” y esa chispa de humor en los ojos, aunque lo han rejuvenecido unos 5 años. De todos modos, la intención es que estos cambios no se noten… tal como sucede en una buena cirugía plástica de rejuvenecimiento.
Además del lifting de Larry, el logo ha sido renovado incluyendo más rojo y amarillo en el envase. El objetivo de Quaker Oats, cuyo dueño es PepsiCo, es introducir estos cambios para que la imagen de la marca sea “fresca e innovadora”, para contrarrestar la idea de que el producto se trata de un cereal deshidratado.
"Los consumidores asocian el logo y la marca con la tradición del pasado, la confianza y la calidad", dice Patrick Rowell, director de estrategia de Hornall Anderson, la empresa encargada del nuevo diseño. La gente hoy asocia la avena con un alimento saludable y energético y se busca conservar estas cualidades sin perder el sentido de la tradición.
¿Quién es Larry?
Se cree que el personaje representa al cuáquero William Penn, fundador de la colonia de Pensilvania, aunque otros le ven un fuerte parecido a Benjamin Franklin. Sin embargo los responsables de la compañía siempre aseguraron que se trataba de alguien ficticio.
La compañía Quaker Oats no tiene relación alguna con cuáqueros o sociedades religiosas, pero aprovechó la buena reputación y honestidad de estos funcionarios. Un socio de la empresa, Quaker Mill, encontró en aquel tiempo un artículo en una enciclopedia que hablaba de la integridad, honestidad y pureza de los cuáqueros y quiso aprovechar ese concepto para su producto cuando realizó el registro de la marca.
Imagen: PepsicCo
